Nunca tendrá un hueco

Nunca tendrá un hueco

La vuelta de Sahin a Dortmund parece una cuestión más sentimental que deportiva. Es evidente que no mejora lo que hay y, más aún, que no podrá quitarle el puesto ni acercarse a las prestaciones de su compatriota Gündogan, al que, para más inri, él mismo recomendó al director deportivo Michael Zorc en el verano de 2011. Fue justo antes de fichar por el Madrid, tras haber sido elegido mejor jugador de la Bundesliga con el 46% de los votos de 286 de sus colegas de profesión encuestados por la revista Kicker. Ahora esa encuesta casi podría parecer un chiste. Puede que por eso, por ser una amenaza tan lejana, alguien se olvidara de incluir una cláusula para que no pudiera jugar ante los blancos cuando pasó (sin pena ni gloria) del Liverpool al Borussia en una suerte de rebote de cesiones.

No parece tener Zorc mal ojo. Es el mago que ha construido este gran Borussia sin gastar una millonada, famoso por operaciones como la compra de Kawaga por 350.000 euros a un Segunda de Japón y su posterior venta al United por 16 millones. En su obra maestra es ahora Gündogan (por quien pagó cuatro millones al Nuremberg) quien pone la calma respaldado por un stopper (el capitán Kehl o Bender). Y por delante sólo hay dinamita: Götze, Reus, Kuba (diminutivo de Blaszczykowski), Lewandowski Con ese panorama, Sahin nunca tendrá un hueco. Pero dejó 10 millones en caja, los que pagó el Madrid. Suficiente para tener un gesto sentimental con él.

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