'Todo por la Décima', era la consigna. Pero eso se ha quedado en 'Todo por tres semifinales'. Ayer lució ese logro Mourinho con una larga relación de entrenadores que en parte sirve para señalar el extravío de su presidente, que perdió el oremus en un mal café en el Señorío de Alcocer y prescindió de Del Bosque. En esa relación de antecesores tan detallada y en su suma de semifinales, Mou miente, se equivoca o le confunden. Del Bosque llegó a cuatro, en tres cursos y medio, y además en dos de esas ocasiones ganó la Champions. A Del Bosque le salen las semifinales por las orejas, como a todo el Real Madrid.

También descargó su fobia con Casillas. Dijo que ya al final de su primer año, pidió a Diego López. En el club, tan medrosos con él, penaron para confirmarme eso tras varios rodeos. En todo caso, ese segundo curso de Mourinho para el que habría pedido a Diego López fue el de la Liga del récord, el de la semifinal perdida ante el Bayern con dos penaltis parados por Casillas, y el de una nueva Eurocopa para España, con Casillas de portero y gracias, entre otras cosas, a los dos penaltis que le paró en la tanda de semifinales a Portugal. Caray con Casillas. Hasta gana semifinales.

En fin, una sesión más de ombligo de Mourinho, de sus fobias y sus frustraciones, tan relacionadas. Si todo acaba aquí, como se espera, habrá dejado en tres años una Liga (con récord, sí) y una o dos Copas. Un balance bueno para un periodo de entreguerras. Nada brillante. Se esperaba más a cambio de tanto disparate. Y eso de que ha frenado al Barça me parece una exageración audaz. El Barça se ha ido parando solo, por edad de unos, cansancio de otros, caída de la ambición de los más y una enfermedad tremenda. Con este Barça ya han podido varios otros. El Bayern de Múnich le terminó de despeñar.