Sergio Ramos pide paz desde el tenis y el Madrid hace saber que estos próximos días no habrá comparecencias de nadie, ni cuerpo técnico ni jugadores. Salvo ventolera de Mourinho, que no creo que se dé. El Madrid ha llegado a un punto de histeria en el que cada uno que habla puede meter la pata. Karanka, que empezó por ser incoloro, inodoro e insípido como el agua, también va teniendo sus deslices, así que ni él. Más vale así. En fútbol, con la mayor de las frecuencias, el que más razón tiene es el que antes se calle. Salvo que se hable tan razonadamente como lo hizo ayer Sergio Ramos. O ni eso.

Lo digo porque por muchos ese buen mensaje podrá ser tomado como una llamada de atención del jugador a su propio jefe, el más estrepitoso metepatas de todo el club hasta donde la memoria alcanza. El momento tan malo ha venido a complicarse más con la grabación de Cuatro a Cristiano, que tras los abrazos de sus compañeros tras el gol doscientos mira al banquillo y dice “¡fódase!”, fácilmente traducible por “¡jódete!”, y perdónenme el término, pero es que estas cosas no se pueden reducir. Cristiano es uno más de los muchos de la plantilla que están hartos de Mourinho, ya se sabía.

A todo esto, Duncan Castle, colega inglés muy próximo al ‘mundo Mou’, nos envía crónica con interpretación inquietante sobre las provocaciones de Mou: no estaría preparando su salida exactamente, sino cuadriplicando la apuesta para ver si el Madrid le pone por fin las cosas más a su gusto todavía. Moyes ha ocupado el puesto de Ferguson en el United, en el Chelsea le regatean también el poder total... El PSG podría ser del todo suyo, pero es menos tentador... La insinuación de quedarse aquí me parece una presión en dos direcciones: Madrid y Chelsea. Mourinho juega con tres barajas.