Para muchos, Carlos Sainz Jr. es la gran promesa del automovilismo español. Comparto en gran parte esta sensación, porque creo que el madrileño cuenta con todos los mimbres necesarios para llegar a lo más alto, desde el talento a la capacidad de sacrificio, pasando por los contactos y el apoyo del programa de jóvenes más prestigioso del mundo, el de Red Bull. Pero todo ello, como siempre en el deporte, en sí mismo no es garantía de nada, porque Carlos debe trabajar día a día en su camino hacia la Fórmula 1, indudablemente el objetivo que le anima desde que empezó a competir en kárting. Y en ese sentido, la temporada de GP3 que ahora comienza creo que puede resultar determinante para su futuro.

Si depender de Red Bull tiene grandes ventajas, también sabemos cómo se las gastan los cazatalentos del equipo energético, liderados por el siniestro Helmut Marko. Si las cosas van bien, van bien y sin van mal…. pues a otra cosa, borrón y cuenta nueva. Quiero decir que son bastante despiadados con los proyectos que consideran fallidos (que le pregunten, entre otros, a Alguersuari) y esa exigencia máxima puede llegar a condicionar a quienes la sufren. Sainz Jr. ha crecido en ese ambiente y no será nada nuevo para él, pero es obvio que a medida que se asciende en el escalafón el camino se va estrechando y las dificultades para seguir adelante son cada vez mayores. El español afronta su cuarta temporada en Red Bull y tiene junto a él a un compañero con ganas de ponerle las cosas difíciles, así que es muy importante que salga indemne tanto en cuanto a sus resultados como en la comparación con Kvyat. Seguir superando la criba es la clave, porque sólo los mejores sobreviven a la guillotina del doctor Marko…