De palo en palo

De palo en palo

¡Vaya chasco!. La Copa deja una resaca amarga, desesperante, terrible. El Madrid fue mejor durante los primeros 90 minutos, pero terminó la prórroga desquiciado, con Mourinho autoexpulsado desde mucho antes (Clos Gómez le ajustó cuentas por los famosos 13 errores, pero hizo la vista gorda con Simeone), con Cristiano machacado físicamente y también expulsado, con Higuaín y Özil perdonando goles cantados, con los atléticos crecidos ante su primera victoria sobre el gigante blanco en los últimos 14 años y festejando su décima Copa en el santuario en el que llevaba acumulados tantos fracasos...

El silencio. Esta final no tuvo la preparación psicológica adecuada. Mourinho optó por guardar silencio en la víspera y ni siquiera se subió al autobús con los jugadores camino del hotel. Así era difícil crear la química adecuada para poner fin a una maldición que se prolonga en el Bernabéu desde los años 60. Cuatro finales seguidas perdidas con ese vecino rebelde que por algo sigue siendo el más temido por los Di Stéfano, Gento y Pachín. Las rachas tienen fecha de caducidad y para el Madrid esta ha encontrado su punto final de la forma más cruel. En su campo, ante su gente, con 30.000 hinchas del enemigo regocijándose con la hazaña. Cuando todo transcurre así es mejor dar la mano, felicitar al Atleti y dejar de lamerse las heridas. En el tiempo suplementario, ellos desterraron sus miedos y fueron mejores, a pesar de que Di María, Arbeloa e Higuaín entraban de refresco. Pero no era el día. Ni la noche.   

El de siempre. Y eso que todo empezó de forma inmejorable para nuestra tropa. Cuando irrumpe Cristiano por los aires, tiemblan hasta las nubes. Su impecable salto en el córner botado por Özil ratificó que el portugués es el jugador-franquicia de este Madrid que sigue buscando su nueva identidad a la espera de que se haga oficial el adiós de Mourinho. Voló con poderío y batió con precisión al impresionante Courtois, una de sus víctimas favoritas. Le ha metido cinco goles al belga en los tres últimos derbis en los que se han enfrentado. Es su gol 55 en 55 partidos en esta temporada tan tortuosa donde él es de los pocos que ha iluminado los ojos del madridismo. Euforia en el Fondo Sur, pero eran falsas esperanzas.

Talismán Iker. Diego López ha rendido a un magnífico nivel desde que regresó en enero. Pero desde que Mou dijo que ojalá le hubiera fichado hace dos años para hacer de menos a Casillas, al portero gallego le ha transmitido una presión innecesaria y nociva. En el segundo y definitivo gol pudo hacer más. Pero no es un problema del portero lucense. La cuestión es que Iker es un talismán. De las últimas cuatro finales de Copa jugadas por el Madrid (2002, 2004, 2011 y 2013) la única que visitó Cibeles fue en la que el de Móstoles salió como titular. Yo, con 48 años ya cumplidos, no creo en las casualidades...

Ánimo afición. Los tres postes evitaron que la Copa posara sobre los lomos de la diosa Cibeles, pero cuando las cosas están torcidas hasta la pasta de dientes tiene color negro. Lo fácil sería agachar los brazos tras una temporada que empezó triste y termina deprimente. Se va Mou, pese a tener contrato en vigor, pero se quedan Cristiano, Ramos, Özil, Varane, Xabi Alonso e Iker, la columna vertebral sobre la que crecerá el proyecto post-Mou. Ánimo afición, ánimo Real.

Comentarios

Comentarios no disponibles