Edinson Cavani ya tiene un récord en Italia con el que se despide por la puerta grande. Ha sido el primero después de un tal Maradona que ha ganado el título de pichichi jugando en el Nápoles. Cuando se presentó por primera vez en el estadio de San Paolo, tenía como débil etiqueta la de segundo delantero del Palermo y nadie podía imaginar que pudiese marcar tantos goles y salir como estrella. No solamente del Nápoles, también de la Serie A italiana. Antes de hablar de sus muchos méritos, hay que subrayar la capacidad de su entrenador, de Mazzarri, que lo ha transformado en un delantero completo que no sólo marca muchos goles, también participa bastante en el juego del equipo.

Cavani es un delantero típico moderno que marca de muchas maneras: con los pies, de cabeza, de falta y de penalti. Pero su gran mérito es la capacidad de defender en su propia área como si fuera un Sergio Ramos o un  Cannavaro. Y pocos minutos después, puede ser un delantero que sentencia en el área rival. Parece absurdo, pero su mejor calidad, que es la generosidad, a veces es un defecto porque gasta demasiadas energías que al final le faltan en el momento del remate.