La decepción general está simplemente a la altura de las esperanzas generadas por un técnico que parecía haber "nacido para entrenar el Madrid". Ahora Mourinho se ha ido como el malo de la película. No quiero entrar en el debate sobre su legado, ni hurgar en las heridas que parecen haber dejado en el madridismo. Pero, más allá de todo lo que se ha podido decir y escribir sobre The Special One,  sólo constato que se ha marchado un desconocido. ¿De verdad en estos tres años hemos podido comprobar quién era realmente Mou? Creo que no. Sólo hemos sido capaces de ver a un entrenador que hacía su trabajo con unos métodos y unos comportamientos muy específicos.

Pero no hemos conseguido conocer a la persona. Sobre todo por su culpa. Nunca ha abierto una ventana sobre su yo íntimo que nos hubiera dado las claves para entenderle. "Sólo me conocen mi familia y mis amigos", explicó nada más llegar a Madrid. Seguramente fue su forma de protegerse de este loco mundo del fútbol español. Pero fue la fuente de muchos malentendidos y muchos desencuentros.