Ya está Isco en el Madrid. Su presencia alegra porque es un jugador estupendo y además malagueño, como Juanito. Esto tendrá la importancia que se le quiera dar, yo se la doy. Viví la peculiar satisfacción con la que se celebró la victoria del 'Madrid Ye-yé', en 1966, once españoles. No mucho antes, el Madrid había ganado cinco copas de Europa consecutivas, para satisfacción de la hinchada madridista. Pero quienes no lo eran tanto, motejaron aquel equipo como 'La Legión Extranjera', por los muchos foráneos que había. Y eso que varios (Domínguez, Rial, Santamaría...) tenían procedencia española.

Pero lo de 1966 despejó esa murmuración. Por entonces, aún había gran parte de España que tenía como primero, o si acaso, segundo equipo, al Athletic de Bilbao, porque sus jugadores eran todos vascos, incluso vizcaínos en su mayoría. Equipo de cantera. Nunca hubo nada contra quienes vienen de fuera, yo idolatré a Di Stéfano, Kubala y Puskas, pero en caso de duda al de cerca se le mira mejor. Es así, es la vida. El Madrid de Florentino (y de Calderón, en su ausencia) ha mirado mucho fuera, ha gastado mucho fuera, y no siempre bien. Por culpa de eso se han ido tantos españoles a la Premier.

Ahora viene Isco, decía, paisano de Juanito. Mediapunta fenomenal. El problema es que cuando no se tiene una línea, y el Madrid de estos días no la tiene, se acumulan jugadores para un puesto mientras faltan para otro. Con Isco más Kaká, Özil y Modric, el Madrid tiene cuatro para el puesto de media punta. ¿Cómo se apañará Ancelotti? Recuerdo mi primera conversación, hace ya tanto tiempo, con Sacchi, cuando me dijo que Berlusconi siempre quería mediapuntas y él trataba de disuadirle. Cuanto más mangonea el presidente en un club, más mediapuntas hay. Ahora hay cuatro. Al menos este es de Málaga.