Un 95% de los asistentes al Bernabéu pide la renovación de Cristiano, lo mismo que el 90% de los asistentes a otros campos que se declaran simpatizantes, en algún grado, del Madrid. En cuanto a los que se declaran adversos al Madrid, un 50% pide su renovación, frente a un 46% que prefiere que se vaya y un 4% que no contesta. Cristiano, el más grande jugador que ha llegado al Madrid desde Di Stéfano, es uno de los grandes capitales de esta Liga, junto a Messi y el bloque de héroes de La Roja. Sus formas de ‘vedette’ desaparecieron ya. No es extraño que tenga tanto consenso.

Incluso se puede pensar que entre los no madridistas que le rechazan se mezclen los que aún le guardan antipatías por aquellas actitudes de soberbia ya superadas, con los que, simplemente, prefieren que el Madrid se despotencie. En todo caso, la renovación de Cristiano es el tema del verano. Florentino la estuvo dando como inminente durante su campaña electoral para las elecciones que no hubo, y no fue así. Ahora hace correr que se producirá durante la gira por Estados Unidos. Que así sea. Cristiano está a gusto en el Madrid, pero a dos años vista aparecen tentaciones en el horizonte.

Florentino necesita renovarle. En la misma encuesta vemos que la afición del Bernabéu valora con un siete su gestión, y los madridistas de otros campos con un seis. No está mal para quien ha ganado una Liga en siete años desde que echó a Del Bosque. Significa que mantiene carisma y persuasión. Pero viene de mucho más arriba. Cuando llegó, era indiscutible. La afición se empieza a plantear cosas y eso irá a más si no resuelve bien lo de Cristiano. No le va a ser fácil. La frustrada operación Neymar le dolió al portugués. Aquella torpe maniobra hará que esto ahora salga más caro aún.