Tito Vilanova, ejemplo y esfuerzo del entrenador tranquilo

Tito Vilanova, ejemplo y esfuerzo del entrenador tranquilo

Respeto. Es una palabra grande, la mayor del diccionario de las relaciones humanas, y no por casualidad apareció en todas las voces en seguida que se supo que era probable que el presidente Sandro Rosell anunciara que Tito dejaría de ser entrenador del Barça. Respeto por su historia, por su persona, por su ejemplo. Era importante, antes de saber exactamente qué iba a decir Rosell, deslindar polémicas recientes de la más importantes de las noticias que el Barça ha producido en muchos años de su historia. Y esa palabra, respeto, disipó, en efecto, las aristas de la crónica familiar que hemos vivido últimamente.

Sentimiento. Ante una enfermedad como la que padece Tito Vilanova la decisión de la directiva y del propio entrenador parece la más sensata. En un momento determinado del proceso ambas partes, el club y el entrenador, creyeron que era posible compatibilizar la ansiedad deportiva con la incertidumbre que la salud impone. La vida produce estos sobresaltos, y se instalan en los rostros de quienes escuchan la noticia y de los que la dan. Y ese sentimiento de estupor se veía ayer en las caras del que hablaba, Rosell, y de los que escuchaban. Puyol, Messi, Pinto, Roura, Naval…

Perplejidad. Me fijé en esos rostros. El estupor es la más tremenda de las actitudes de la perplejidad. Podían esperarlo, o temerlo, pero cuando ya es realidad, nadie puede sustraer su rostro a esa impresión. Y estos chicos que en el campo hacen diabluras saben ya desde hace rato qué diabluras reales hace la vida.

Un detalle. En este mundo cada vez más despiadado, en el que un acontecimiento que tiene que ver con la salud puede terminar siendo pasto de la más amarilla de las actitudes periodísticas, se produjo en esta comparecencia trascendental del presidente barcelonista un detalle que los comentaristas ponderaron en seguida. Lo dijo Santi Giménez, nuestro compañero, en la SER, cuando acabó la comparecencia de Rosell. Que la directiva no se apresurara a anunciar al sucesor de Tito en esta comparecencia, que pusiera en primer plano la tremenda noticia de su necesaria retirada del campo en este momento, es un detalle que honra a los que han gestionado este momento triste.

La historia. Con Pep Guardiola en años decisivos y luego ya solo en la última temporada, Vilanova ha hecho historia en el Barça. Ojalá el tratamiento que ha de seguir a partir de ahora lo recupere para el campo y lo instale de nuevo en una historia que sin él seguro hubiera sido otra.

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