Hay división de opiniones en Bilbao sobre la operación de Ander Herrera. Únicamente se coincide en que, para marcharse, el jugador debe abonar la cláusula. Se echan cuentas y, como está el mercado, se podrían hacer maravillas con 36 millones. La filosofía del Athletic, admirable, tiene estos peros. ¿De qué sirve este dinero? ¿Hay futbolistas en los que gastarlo? Si el club rojiblanco no se autoimpusiese fronteras, gracias a este arreón de pasta Valverde tendría ya tres refuerzos de lujo para aspirar a la Champions. El único crack fichable por 30 millones es Griezmann y no creo que el francés formado en Zubieta esté por meterse en un berenjenal así con la Real en Champions.

El United, que también anda flirteando con De Rossi, se ve abocado a pagar la cláusula. Y si lo hace, Ander Herrera se irá con sólo dos años en el club y sin estrenar el nuevo San Mamés. Moyes debe manejar y saber por el agente del futbolista que el Athletic no negocia. Los casos de Javi Martínez y Llorente están demasiado recientes como para no darse por enterados. Quizás a Herrera le toque renunciar a parte de su acuerdo con los ingleses para llegar a los 36, pero si se da el caso, sabrá irse como Dios manda. Además de gran futbolista, tiene otro don: vender bien su imagen.