El Rayo cuenta por derrotas sus partidos a domicilio esta temporada: 5-0 en El Calderón y La Rosaleda. Doce goles encajados en cuatro encuentros y tres puntos en el casillero, por los siete que sumaba a estas alturas el pasado curso. Ayer, el Málaga destapó a un Rayo aún en construcción, donde Viera y Mojica debutaron con la elástica vallecana. Con el vestuario herido, como confesó Paco al término del duelo, urge levantarse con más fuerza para afrontar el calendario que asoma: Barça, Sevilla, Valencia y Real Sociedad. Un reto.

Éste debe ser el punto de inflexión de un conjunto cuya propuesta continúa siendo valiente y donde Trashorras se erigió de nuevo en el timón de la nave rayista, como ya sucediera en el arreón final contra el Levante. Un barco incapaz de achicar aguas, a medida que iban cayendo los tantos rivales. A expensas de pulir algunos aspectos tanto ofensivos como defensivos, Paco confía en su nueva tripulación (joven y ambiciosa) para reconstruir al que fuera equipo revelación y armonizar las piezas recién adquiridas en pos de no sufrir en exceso por alcanzar la salvación. Para ello, necesita encontrar la senda perdida del gol, que ayer recorrió sin descanso un Málaga también reinventado.