A la espera de Xabi, Ancelotti sigue probando con su equipo base en el centro del campo. En Villarreal fue titular Illarramendi, en Estambul le dio plaza en el once inicial a Khedira. Parece claro que Isco es el vértice más ofensivo de ese mediocampo. Y tan claro parece que Modric es el jugador más en forma de todos. El croata sufrió en su primera temporada en el Madrid, perjudicado por el periodo de adaptación que necesitan todos los jugadores (este año podría pasarle a Bale). Pero en el comienzo de su segunda temporada está siendo uno de los jugadores más destacados. De hecho, cuando tiene más presencia en el juego, mejor juega su equipo. Y no fue una excepción lo que sucedió anoche en Estambul.

De Modric conocíamos su facultad para el último pase, su capacidad para conectar con los delanteros. Pero la presencia masiva de jugadores ofensivos en este Madrid le ha hecho tomar más conciencia de su labor defensiva y muy a menudo le vemos recuperar balones o cruzarse en las líneas de pase rival. Lo hace con un tremendo esfuerzo, apareciendo donde se le necesita y poniendo inmediatamente a su equipo a funcionar.

Es más fácil y natural deslumbrarse con los goles de Cristiano o la habilidad del joven Isco que con el trabajo de Luka Modric. Pero lo cierto es que una vez reaparezca Xabi Alonso, Ancelotti deberá elegir muy bien el jugador al que le deja el puesto. Cuesta trabajo pensar que pueda ser el futbolista que mejor está interpretando lo que su equipo necesita en cada momento y el que menos se descompone cuando los partidos se empinan. Modric gana fuerza en su equipo, una buena noticia para el Madrid.