La Selección tiene ganas y hambre

La Selección tiene ganas y hambre

El cruce. España ha llegado a la muerte súbita que tanto le seduce. La adrenalina sube en función de la urgencia y, por qué no reconocerlo, de cierto gusto por el desquite y la desautorización a la crítica. Sólo queda un obstáculo, un partido que separa la dignidad del suspenso. De salvarlo, la oportunidad de luchar por una medalla sería en justicia un premio consecuente con las bajas sufridas y el estreno del entrenador. España lleva siete Campeonatos de Europa seguidos llegando a semifinales. Lo más interesante del día previo fue descubrir las ganas y el hambre con que la mayor parte de los jugadores aguardan un reto tan crucial.

Error como combustible. Según un todavía integrante de este grupo ganador, Jorge Garbajosa, este equipo responde mejor contra la pared, en situaciones y partidos extremos. Lo de dejar la resolución para la última oportunidad no es algo premeditado. Un plantel que se caracteriza por esas respuestas psicológicas no sólo agradece sino que también se refuerza con declaraciones como la de ayer de Juan Antonio Orenga. El seleccionador reconoció después de ver el vídeo del partido contra Italia que se equivocó en cuestión de rotaciones y de cambios defensivos. La asunción del error engrandece al responsable y le añade cemento al compromiso con sus jugadores. Como dijo Tagore, abrirle la puerta a tus errores es dejar que pase la verdad. Revisando ese vídeo parecen demasiados los trece minutos consecutivos que jugó Álex Mumbrú, desde que faltaban tres minutos para el final del tercer cuarto hasta el final del tiempo reglamentario. No sólo por la acumulación en el tramo final del partido sino porque de esa manera se pudo diluir la confianza acumulada por Claver en los dos partidos anteriores. También fue letal el descanso de tres minutos de Sergio Rodríguez desde que faltaban 4:07 hasta que el cronómetro marcaba 1:19 para el final del cuarto periodo, que supuso un parcial de 0-7 en contra.

Detalles de juego. La presión sobre la creación del ataque serbio; la posibilidad de la defensa zonal para provocar sus tiros lejanos y, a la vez, proteger más el rebote defensivo; y la opción de gastar personales ante la falta de acierto habitual de Serbia en los tiros libres pueden ser bazas a jugar para alcanzar las semifinales del viernes.

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