En estas dos semanas venimos diciendo que la incorporación de Bale al equipo se debía de hacer con precaución, poniendo los mecanismos de prevención de las lesiones en alerta. Además, el jugador no tenía que estar condicionado por la presión mediática y las ganas del aficionado de verle en el Bernabéu, ya que esto podía suponer un factor de riesgo en cuanto a la posibilidad de lesionarse tanto a nivel muscular como de gravedad.

Bale no ha realizado una pretemporada normal. Ha estado sometido a una gran presión psicológica por la incertidumbre de su fichaje y no ha realizado la preparación física adecuada. Y por mucho que queramos, la biología y la fisiología del esfuerzo siguen existiendo y no cambian en el ser humano a pesar de la evolución de nuestra sociedad. Los periodos de adaptación físicos y psicológicos se tienen que respetar si queremos conseguir el máximo rendimiento de un deportista y prevenir la aparición de lesiones. Bale no es una excepción. Tiene que adaptarse en el aspecto psicosocial al nuevo equipo, compañeros, ciudad, horarios y comidas diferentes. Y en el aspecto físico más todavía, ya que es un jugador todo potencia. Las molestias en el recto anterior siempre preocupan. Los estudios nos dirán un pronóstico.