Blatter visitó al Santo Padre y le preguntaron, claro, por Cristiano y Messi. Ya no quiso hacer distingos y elogió a Cristiano, aunque reiteró lo de comandante, la palabra que utilizó cuando le hacía una parodia imprudente que, seguro, él no esperaba que saliera de aquellas cuatro paredes. Bueno, lo de comandante no es malo, ¿no? Eso era Puskas. ‘Mayor’ en el Ejército húngaro, graduación que aquí no tenemos y que donde la hay es intermedia entre capitán y coronel. O sea, comandante o teniente coronel. Aquí le ascendimos a coronel en el lenguaje popular, pero me parece que era mala traslación.

Así que dejemos la cosa en que Blatter le dio a Cristiano el grado de Puskas, que, muchas veces lo ha dicho, fue su gran ídolo. En su nombre creó el premio al mejor gol del año. Me gustan más las soluciones que los problemas y yo creo que Cristiano haría bien en dar el incidente por terminado. Y en afirmar que irá a la Gala, sea primero, segundo o tercero. De su entorno ha salido que no va a ir y él mismo no lo dejó claro anteanoche en la COPE. Por molesto que haya estado o esté aún, por mucho que crea o deje de creer que la elección es justa, creo que haría un bien al sistema y a sí mismo poniendo mejor cara.

Mientras, parece que va a tener gran seguimiento el llamamiento de Roncero a llenar el Bernabéu de reclamos en su favor, al que se añade la iniciativa de las peñas de 45.000 caretas con su rostro que otros tantos espectadores se encontrarán en su asiento cuando lleguen al Bernabéu el miércoles. Un algo así como ‘Todos somos Cristiano’. Está bien, pero no sé si tanta bulla no acabará por hacer que el tiro salga por la culata. A nadie le gusta sentirse presionado. Ya se amplió el plazo, buen indicio. Creo que bastará con que Cristiano siga marcando goles a su ritmo. El resto puede ser exceso peligroso.