Koke no está entre los cuatro aspirantes del Atlético (Falcao, ahora en el Mónaco, se ha subido por sus meses en Madrid) al once ideal de 2013 que propone la UEFA. No está, pero debería. Es uno de los jugadores que más y mejor ha crecido durante el año. Se ha ganado la condición de titular indiscutible en el colíder del campeonato español y ha derribado la puerta de la Selección no sólo para entrar sino para quedarse. Pese a su renovación, es una de las piezas más apetecibles del mercado. Y el mejor fútbol del Atlético siempre le sorprende dentro. Ya sea para programar con precisión las acciones a balón parado o para lanzar el último pase en los contragolpes, una cucharada de temple y delicadeza en medio del vértigo. Es el mejor asistente de la temporada, incluido el centro en el gol decisivo del título de Copa del Rey.

También se planta en el área con asiduidad para terminar las jugadas que tejen otros (o forzar que un rival le haga el trabajo en propia meta). Y es además una pieza fundamental en la mejor maniobra ofensiva de los del Cholo, cuando se junta con Arda y Filipe en el costado izquierdo y empiezan los tres a tocar en corto y moverse, como si fuera un rondo supersónico, los cubiletes de un trilero, hasta anudar a los adversarios que acuden sin éxito al engaño. No se sabe lo que durará en el Calderón, aunque las pulsaciones colchoneras de su corazón permiten sospechar que todavía bastante. Pero da lo mismo, hasta en eso es mejor disfrutar al Atlético partido a partido. Su careta no se reparte en las tribunas y algunos se olvidan de incluirle entre los mejores, pero Minipantic es un futbolista sideral. 2013 le ha coronado.