Partido peleón el que planteó el Copenhague. Noventa minutos sin respiro que exigían una respuesta del Madrid con máxima intensidad. Xabi Alonso y Modric lideraron esta postura enérgica, montando un muro de acero en la medular, barriendo las oleadas del rival, apuntalados por dos centrales coordinados como Pepe y Nacho. La pelea fue constante, más contra la potencia del Copenhague que contra su calidad, pero había que dar la cara. Más aún, había que ir arriba y así lo hizo Modric, que en una arrancada enchufó un golazo desde fuera del área.

En el toma y daca también Isco asumió su responsabilidad de mantener el balón con su soberbia clase. Y cuando éste desfalleció, Ancelotti encontró un hueco para Di María como enganche, en una posición experimental. El argentino pareció desubicado, pero cuando encontró el balón metió dinamita al ataque y hasta intentó la virguería de marcar de rabona. El Fideo cumplió.

Orden y mando. Modric y Xabi fueron implacables. Por detrás, Nacho, firme, y Pepe, seguro. El croata, además, se estiró para hacer un golazo.

Experimento. Di María entró en el 66’ por Isco. Ancelotti lo situó de enganche. Mucha magia no aportó, pero metió más vértigo al ataque.