Clos frenó la escalada

Clos frenó la escalada

La historia interminable. Supongo que hoy no saldrá Sánchez Arminio a decir que Clos Gómez “debe tener problemas familiares”. Seguro que no. Lo hizo sólo cuando el famoso penalti de Muñiz en Elche. Ahí se puso como una fiera. Despotricó contra Muñiz y lo envió a una nevera industrial del tamaño de un carguero ucraniano de alta mar. Al Madrid le quitaron en esta Liga dos puntos en El Madrigal (penalti de Musacchio a Di María no pitado con 2-2 en el marcador), tres puntos más en el Camp Nou con el penaltazo a Cristiano que no pitó Undiano (un punto quitado al Madrid y dos regalados al Barça) y añadamos los dos hurtados en El Sadar. Clos vio seguro el penalti a Modric (¡encima era expulsión de Arribas!), pero debió pensar que si lo pitaba su jefe se iba a enfadar. Y no conviene ahora que se acercan los turrones y el buen rollito navideño. Mejor tener contenta a la cúpula. Y como Clos no debía estar seguro del todo, limpió del partido a Ramos. Literalmente. La primera tarjeta no era ni falta. La segunda es por una acción normal del juego en la que el jugador de Osasuna exagera y grita en el suelo para sacar petróleo con esa roja que Clos mostró al sevillano con la excitación de un vampiro al ver ese color. Cristiano fue objeto de una acción similar en la segunda parte en el área rojilla y el árbitro se tragó el silbato. Lo de siempre. Este hombre ya tangó al Madrid en un derbi en el Calderón, osando anular ¡tres goles legales a los blancos! Dos a Raúl y uno a Van Nistelrooy, al que encima expulsó. ¿Y se acuerdan de los famosos 13 errores ante el Sevilla? No me extraña que la afición me haya llenado el móvil de mensajes de indignación, hartos de sufrir esta Liga de la Marmota. Florentino, actúa de una vez...

Buen Osasuna. Lo cortés no quita lo valiente. Tras el baile inicial de un Madrid al que le faltó el gol para plasmar con hechos su franca superioridad, los navarros recuperaron sus históricas señas de identidad y mordieron. Tanto que provocaron un butrón en la inestable zaga diseñada por Ancelotti, con más agujeros que un queso gruyère. Oriol Riera Magem fue un nueve-nueve (lo que no fue ayer Benzema) y rentabilizó al máximo esos balones que le llegaron tan a placer que parecían regalos de Papá Noel anticipados. Pero entre Modric, Xabi e Isco insistieron, pese al expolio de Clos. De hecho, el golazo de Isco llegó con inferioridad numérica. En ese terreno donde el caos se apodera de la escena, el Madrid saca su bravura genética y no se esconde...

Y llegó ‘Pepenbauer’. Vimos a un Xabi Alonso excelente jugando de central (presidente, tome nota a la hora de la necesaria renovación) y a Cristiano buscando el gol continuamente, pero no había manera. Hasta que apareció Pepe, ese Benito con acento portugués que los tiene cuadrados. Su cabezazo racial puso a Osasuna contra las cuerdas, pero las erróneas sustituciones de Modric e Isco, así como la cabreante indolencia de Di María, cortaron cualquier posibilidad de consumar la machada. Angelito, si no cambias el chip, al banquillo o a la grada. Y Jesé, a jugar ya.

Bale, out. Estuvo fuera hasta que fue suplido. Estaba en el once y por eso supimos de su participación. Pero nada más. Sin conexión con el juego, no fue el gran Bale de hace unas semanas. No recuperó ningún balón, perdió once, sólo tiró a gol una vez... Ancelotti debe hacerle entender que debe entrar en la dinámica colectiva. Pero la Liga sigue. ¡Hay que levantarse!

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