El partido más sólido que le he visto al Valencia esta temporada fue el de anoche ante el Madrid. No me esperaba ni mucho menos un Valencia grande como el que vi. Sinceramente me esperaba una derrota fea o casi fea. Era una tarde rara con el Presidente del Valencia publicitando “su” candidato para comprar el club , tres horas antes del partido. Se contaba con el extra de motivación de Mestalla ( muy apagado hasta ayer ) y el del propio equipo por jugar ante el Madrid. Pero precisamente el nivel del rival era el peor momento para enfrentarlo. Nadie hablaba del partido hasta una hora antes del comienzo y eso en Valencia con el Real Madrid en Mestalla era rarísimo. Es la llegada más fácil que ha tenido el Madrid a Mestalla en muchos años. La afición valencianista está desorientada, distraida, cansada, harta de todo: de sus jugadores, de sus deudas, de sus propios pecados y de no ver una luz de esperanza real y estar harta de que le tomen el pelo, entre otras cosas porque aquí se ha hecho caso y dado credibilidad a que los niños venían de Paris con un mirlo blanco en el pico. En ese contexto llegaba el Real Madrid con Pizzi en puertas y Nico Estévez interino. Pero el Valencia hizo el partido más serio y mostró su cara de equipo grande justo anoche; lo cual me demuestra que esta plantilla no es tan mala, como para ir donde acaba el año: a 8 del sexto, a 9 del quinto y a 14 puntos del cuarto, que era el puesto natural a luchar este año. Y el Valencia aún sin Banega, Pabón y Canales fue capaz de ponérselo en chino al Madrid que se anotó el 1-2 en claro fuera de juego de tres jugadores y de Cristiano que marcó. La llegada de Pizzi demostrará si era cosa de Djukic o de una plantilla pasota.