Messi, Lewandowski y Ancelotti, objetivos con vista a la Champions

Cuenta atrás. Cuando regrese la Champions en febrero (el 18 hay fijados dos partidos) no habrá respiro hasta la final (24 de mayo en Lisboa). El Mundial aprieta el calendario y hay mucho por decidir en un mes. Mercado de invierno abierto. Equipos como el Real Madrid con dudas en la creación e insuperables en definición. O un Chelsea sin once definido con falta de gol. Tomen un respiro, porque esperan emociones fuertes.

El regreso. Leo Messi, recuperado con mimo para la segunda fase de la temporada, en la que llegan o no los títulos. Regresa a la convocatoria en Copa del Rey ante el Getafe. Pocos partidos podrían resultar tan inspiradores como aquel que evoca uno de sus mejores goles hace casi siete años. Visto que continúa la cadencia de victorias de su equipo, el regreso se convierte en una reivindicación personal ante los octavos de Champions, de Copa, líderes de la Liga a punto de medirse al Atlético de Madrid y la gala del Balón de Oro el próximo lunes. Equilibrio. El equilibrio es el concepto constante en el libro técnico de Ancelotti. El desequilibrio es Jesé, Benzema, Bale y Cristiano, una apisonadora de cara a la portería contraria. Descartó cualquier opción de jugar con la formación-recurso para ganar al Celta de inicio. El desequilibrio está en la grada con quienes apoyan o abuchean a Di María. Cada gesto o declaración es observado e interpretado. Cinco meses y Ancelotti aún busca equilibrio.

Lewandowski. Ya es jugador del Bayern. En realidad, desde el 1 de julio al 30 de junio de 2019. Pero la sensación es de que ya lo era. Y lo mismo han sentido los clubes que han preguntado por él en el último año y medio. Cuando el delantero llamó la atención por su amplia gama de cualidades. No sólo es otro fichaje al Dortmund, el rival, que deja sin intriga la Bundesliga, sino una amenaza a que suceda lo mismo en Champions con la mejor plantilla europea de la actualidad y mucho futuro.

Eterno. Fue impresionante la despedida de Eusebio. Los homenajes de la UEFA, como ganador de la Champions o el Balón de Oro. De la FIFA y su gran actuación en el Mundial de Inglaterra de 1966 en el que Portugal fue tercero. Verenado en Portugal, me quedo con una anécdota. En el palco de Montjuïc, en la semifinal contra el Espanyol que perdería el Benfica, me confirmó algo que había leído. Recién llegado a Portugal, desde Maputo, estuvo a punto de electrocutarse en casa de sus familiares porque no estaba habituado al uso de la electricidad.