Fue un gol balsámico para Di María

A Di María no le falta voluntad. Llegó al Madrid con tantas ganas que la mayoría de los partidos los acababa entre calambres. No es un futbolista de pausa, así que cuando abandona la banda, los espacios se reducen y su juego se complica. Le va mejor en carrera y con poco tiempo para pensar. Pero no se le puede negar su buena actitud. Por eso en cuanto baja las revoluciones se vuelve un futbolista atorado. Ancelotti le ha dado la titularidad en dos partidos después de su famoso “acomodo”. Ambas fuera de casa. El italiano tiene una estrategia clara ante su reaparición en el Bernabéu, que está demorando en el tiempo justo para que los ánimos se neutralicen.

Di María lleva tiempo enfurruñado porque los 101 millones de Bale están por delante. Además, Jesé también empuja y sus números no son los que esperaba, aunque ha jugado como titular 13 partidos de Liga y está siendo un asiduo en la Copa, datos que no le deben parecer suficientes. Ancelotti ya le dio un toque en Dinamarca después de otro mal gesto en un cambio. Dijo, entonces, que en plena temporada no se habla de situaciones personales. El gol de anoche le servirá para calmar las cosas en una temporada que está viviendo entre sobresaltos. Su futuro es una incógnita.