Sobre el verdadero Cristiano

Todos hemos caído en la trampa de la facilidad. Fue fácil juzgar a Cristiano por algún gesto de rabia después de fallar un gol. Fue fácil meterse con él por una frase poco afortunada, pero natural, recogida justo al salir de un campo hostil después de un mal encuentro. Fue fácil criticarle por expresar públicamente su tristeza, un sentimiento tan común. La lejanía de los protagonistas del fútbol moderno lleva a la ausencia de comprensión y a la injusticia. Yo también abusé de opiniones erróneas al hablar de Cristiano y me di cuenta de mi equivocación el pasado viernes, nada más sentarme frente a él.

Cristiano es consciente de que todo el mundo sabe quién es, pero que muy poca gente le conoce. De ahí sus palabras cercanas, incluso íntimas, que regaló al compañero de France Football Thierry Marchand y al que escribe estas líneas durante una entrevista bella y sencilla. Sus lágrimas en la gala del Balón de Oro ya habían indicado el camino a los que quieren entender la verdadera personalidad del delantero portugués. Cristiano quiere aprovechar este estado de gracia para acercarse más a los aficionados al fútbol y al público en general. Mostrando su yo real, sin tapujos pero siempre con gran pudor. Y les digo como lo siento: este chico merece la admiración que tanta gente le prodiga.