El cuento de la lechera del fútbol

El fútbol es el cuento de la lechera, y Messi es el protagonista de la esencia de ese. Todos los equipos lo querrían, como todos quisieron en su época a Di Stéfano y a Kubala. Como aficionado del Barça me niego a que ese deseo del PSG vaya por buen camino, pero como ser racional (que a veces también lo somos) no puedo negarme a lo posible: el fútbol que quisimos (ese que le hizo escribir a Albert Camus: “Los partidos de fútbol abarrotados (…) son los únicos lugares del mundo en los que me siento inocente”) ya no existe, que es tan sólo mercado. Fue una ilusión, y contribuyeron a sublimarla futbolistas extraordinarios; en el caso de los que amamos al Barça, Cruyff, Ronaldinho, Messi…

Aquellos se fueron yendo y en la ilusión del aficionado se ha quedado Messi como el talismán tangible. ¿Que lo quiere el PSG? ¿A quién le puede extrañar? Yo también lo quiero en mis sueños. ¿Que lo pagan, que le pagan al padre una comisión, le pagan a él un montón de dinero, y así hasta llegar a lo que ahora se llama caso Neymar? Pues puede pasar. El fútbol es ahora el cuento de la lechera, pero se ha roto el cántaro tantas veces que todos podemos intuir el final.