Martín Castrogiovanni nació en Paraná, Argentina, y como tantos buenos jugadores que no pueden llegar a los Pumas, dejó su tierra para aterrizar en Italia. Siguió los pasos del mítico Diego Domínguez, un apertura buenísimo, con el que Italia comenzó a sentirse superior a rivales como España, que en los 90 le hacían sombra. Domínguez dio a Italia un salto de calidad cuando el rugby era un deporte amateur. Con este apertura aprendieron muchos jugadores, como el medio melé Alessandro Troncon, y su sabiduría se propagó por el rugby italiano.

Hoy en día, con el rugby profesionalizado, delanteros del nivel de Castrogiovanni, o Sergio Parisse, son los que toman el testigo del liderazgo de Domínguez. Jugadores del nivel de Castrogiovanni son los que hacen capaz a Italia de haber ganado en el VI Naciones a Escocia, Francia o Irlanda. A su lado han aprendido primeras líneas como Ghiraldini, Lo Cicero y Ongaro. Y de Parisse, Mauro Bergamasco, Bortolami, Zanni... Italia necesita de estos jugadores argentinos, con abuelos italianos, porque se ha comprobado que ellos han subido su nivel. Ojalá esto lo entendieran así en España.