Bendecido en el cuarto mejor equipo

Poderosos aparte, no hay mejor propuesta en esta Liga que la del Villarreal. Recién ascendido, sale fortalecido pese al resultado y el regalo de Dorado. Sobre todo por saber sobreponerse a los contratiempos desde el alba. Trigueros, su jugador más en forma, apareció en el desayuno con 39 grados de fiebre para desgracia de toda la familia y de media Talavera de la Reina (Toledo), que ya viajaban a la capital. Su flojera obligó a Marcelino a cambiar unos planes ya de por sí debilitados sin Cani, la joya, ni Uche, el pichichi. Y ni por esas el equipo dejó de creer en la proeza.

El técnico no se encogió, y con Pina sancionado tiró de un canterano más (el séptimo del once): Edu Ramos. El internacional (21 años) en las categorías inferiores de Ginés Meléndez creyó estar bendecido. Desde que Muñiz le dio la alternativa en Chapín con el Málaga en 2009, siendo por un tiempo el debutante más precoz del club (17 años, siete meses y 17 días), sólo ha disputado 366’ en Primera distribuidos en 11 partidos. Con una cesión al Leganés de por medio. Siempre contó poco, 78’ sumaba este curso ya que juega en el B, pero las tres veces que fue titular no las olvidará. Especializado en citas grandes. La primera, ante el Madrid en La Rosaleda (1-4) el 16 de octubre de 2010, diez días antes de ser padre con 18 años. La siguiente, hace dos meses, en el Camp Nou (2-1). Y la última, ayer en el Bernabéu. Debemos seguir su pista. Puede que en la Europa League. Lo justo sería en Champions.