Madrid y Barça honraron el baloncesto

¡Qué final! ¡Qué final de la final! El Madrid y el Barça honraron el baloncesto como deporte con un partido espléndido, y ofrecieron un cañonazo de vitaminas a la ACB alicaída de estos tiempos, con sus clubes endeudados, su ausencia de timonel y sus bajas audiencias televisivas de cada fin de semana. El baloncesto español de clubes (el de la Selección va servido) necesitaba algo así: un partido pleno, intenso, en el que desplegar todas sus virtudes, con los dos eternos rivales dando sus máximos, apretado siempre en el marcador y con un único vaivén espectacular, ya en el último cuarto.

Se presentaba como una lucha del interior contra el perímetro. Al descanso, el Barça llegó con leve ventaja por su superioridad bajo el aro. El acierto de Rudy en el tercer cuarto revirtió la situación. Pero ni el Barça antes ni el Madrid después pudieron alcanzar nunca una ventaja mayor de cuatro puntos. Eso sólo se produjo en el último cuarto, intensísimo, cuando bajo el manejo del ‘Chacho’ Sergio Rodríguez el Madrid alcanzó los siete de ventaja. Parecía que iban a sobrar dos minutos. Un Barça progresivamente más impreciso y desconcertado, un Madrid seguro, firme, dominador.

Pero no, no sobraron. Fueron lo mejor. El Barça remontó en un visto y no visto, en una reacción de fe y orgullo propia de un grande. Tal fue el arreón que hasta el ‘Chacho’ contribuyó con una pérdida inesperada. A seis segundos del final ganaba el Barça por uno. Ataque madridista, asistencia del ‘Chacho’, al que no arredró su error, y canastón de Sergio Llull, de esos que quedan para la historia. Una décima final para el último intento del Barça, lanzamiento desde el centro y palmeo que no entró. Ganó el Madrid, el gran Madrid de Laso, que lleva 37-1. Ganó el Madrid, sí. Pero también ganó el baloncesto.