Fue un partido inesperado por la enorme resistencia que ofreció el Barcelona, pero también por eso, creo que presenciamos uno de los mejores encuentros de lo que llevamos de temporada. El Real Madrid ha refrendado el excelente estado de forma, de ánimo y, sobre todo, de juego que ha mostrado desde el pasado mes de octubre. Para mí, esta Copa del Rey ha sido un éxito indudable y, como ya dije en su día, tengo la impresión y la esperanza de que este Madrid terminará invicto en competiciones españolas esta campaña. Y me arriesgo aún más: el próximo mayo será también campeón de Europa.

Siempre me ha gustado la competitividad y, por eso, disfruté mucho con un partido como éste. Al Barcelona le he visto muy bien. Si no hubiera fallado los tiros libres, quizá el devenir del torneo hubiera sido otro... pero un equipo de su categoría no puede permitirse doce errores desde la línea de 4,60. Y más en una final. Lo pagaron caro. Y qué decir de Llull... Es un ejemplo de templanza, de serenidad, de experiencia y de fe en sí mismo. Todas esas cosas son las que le han caracterizado en su carrera y le han convertido en lo que es: un hombre del Madrid y para el Madrid. Sólo me queda felicitar de nuevo a los jugadores y alentarles para que sigan por este camino. Si lo hacen, los éxitos se sucederán.