El Leeds pasa a manos italianas: Massimo Cellino, propietario del Cagliari

Un grande venido a menos. ¿Recuerdan aquel Leeds United de Viduka, Woodgate, Alan Smith, Lee Bowyer...? En el 2001 llegó a las semifinales de la Liga de Campeones y cayeron eliminados por el Valencia. No hace tanto de ello; bueno, 14 años. El club empezó a gastar más de lo que tenía, pero creyó poder beber durante años del agua lucrativa de la competición europea. Lo que ocurrió fue una inevitable caída a los infiernos, hasta la Tercera División. Hoy, en Segunda, acaba de cambiar de manos: el nuevo propietario es Massimo Cellino, el dueño del Cagliari y con pasado delictivo por fraude en Italia, que se ha hecho con el 75 por ciento de las acciones.

El dilema McDermott. ¿Su primera decisión? Desprenderse del entrenador Brian McDermott. No Cellino directamente, sino su abogado. Aunque en realidad no lo hizo tras comprar las acciones, sino incluso antes de entrar al club. Un par de días después la directiva, presionada por una afición que adora al entrenador inglés, debió devolverle su trabajo, aunque pintan bastos para McDermott. Nada nuevo: desde que se hiciera cargo del Cagliari hace un par de décadas, ha despedido a 35 entrenadores. Después de cargarse al inglés, de la compra, y demás, se fue a su casa de Miami.

Imposición. La verdad es que al Cagliari le ha dado vida nueva, llegando incluso a las semifinales de la Copa de la UEFA en el 1994. Le gusta meter mano en las alineaciones y se cuenta que una de las razones del despido de McDermott fue la negativa del preparador a permitir que Gianluca Festa, exdefensa del Middlesbrough y del Cagliari, se sentara a su lado durante el partido de liga ante el Ipswich.

Supersticioso. Cellino tiene un número elevado de supersticiones, como todos aquellos que piensan demasiado en sí mismos. Siente un miedo horroroso al número 17: el estadio del Cagliari tiene fila 16b. Toca la guitarra eléctrica en su propia banda de rock. Como consecuencia de su disputa con el ayuntamiento de Cagliari con respecto a la necesidad de financiación pública para la reconstrucción del estadio, hace tres años se llevó al equipo a 700 kilómetros de distancia, a Trieste, donde jugó unos meses casi sin espectadores. Fue encarcelado en relación al mal uso de dinero público y tiene otros cargos criminales por engañar al Ministerio de Agricultura con falsa contabilidad.

Proceso en marcha. La Liga Inglesa tiene la oportunidad de detener el proceso porque cualquier nuevo propietario debe demostrar que es buen tipo, honesto (o suficientemente honesto) y que tiene las mejores intenciones para el club. Pero es un gesto falso: nunca le pararon los pies a otros con incluso peores credenciales. Van a ser unos meses más que interesantes en el Leeds. Qué gran imán para gente rara es el fútbol.