Sobre Cristiano, el mechero y la sanción

Seiscientos euros de multa al Atlético por el mecherazo a Cristiano. Podría haber sido la mitad de haber aparecido el agresor, cosa que no ocurrió. “No hará falta una colecta”, me dijo un amigo madridista, dolido. Me apuré a comentarle que nuestra jurisprudencia futbolística tiene precedentes para justificar cualquier decisión. Cada vez que pasa una cosa de estas hay agravios, porque a uno se le mete mucho o porque a otro se le mete poco, y en ambos casos hay comparaciones a las que agarrarse. Siempre pensé que este sistema que tenemos no hace justicia. Hace política y amiguismo.

Hay argumentos para todo siempre. ¿Qué puede hacer un club si alguien que, en uso de su perfecto derecho, ha entrado con un mechero y luego ha tenido el arrebato de lanzarlo, con desdichada puntería? Nada, es verdad, no puede hacer nada. Sólo que si le da a un linier le cierran el campo, sin duda. Eso por un lado. Y por otro, que ha habido precedentes a los que se pueden agarrar los que se quejan. Lo que demuestra esta sanción es que el Atlético de estos tiempos se lleva bien con la Federación, y hace estupendamente. Es una sanción simbólica: simboliza esa armonía Atlético- Federación, feliz éxito de Cerezo.

En el otro extremo está el caso Cristiano, que ayer no trató Disciplina Deportiva porque la Federación no se toma prisa y apura los plazos. El Madrid no se lleva tan bien con la Federación y además también ha nadado y guardado la ropa: no pidió cautelar por si acaso eso desencadenaba una dinámica que acabara empujando la sanción hasta el día del Atlético. Es posible que a Cristiano aún le quiten un partido, que le queden solo los dos por tocarse la cara, ya que lo de Iturraspe no fue nada. Pero lo que dejan ver estos dos casos con un solo protagonista, activo o pasivo, es por dónde sopla el aire en la Federación.