Antes soñar de más que conformarse

Ahora partido a partido, ahora no. Hay un punto de trampa en el discurso de cabecera de Simeone, que cuando le interesa se vuelve negociable. Si el equipo vuela, acude al ‘no corran, paso a paso’. Si se frena, él gira: ‘pero qué paso a paso, ¿60 puntos me dicen?’ Cosido a la risa faltona, zarandea a quien mete la nariz en sus resbalones. En ésas no quiere el partido a partido, sino la totalidad. Otra forma dialéctica de ganar siempre. O de perder mal. Muy en Mourinho, el argentino pretende y consigue salir de su peor semana como si de un éxito se tratara y teñir de indiferencia el meneo del vecino, encima sin competir.

Y como además el Cholo es Dios, los ciudadanos compran a ciegas lo que dice. Y se instala de repente un qué más da perder contra el Madrid, o peor, un cómo si fuera posible ganarle. Nocivos mensajes de pequeñismo a orillas del Milán. Quizás sólo se trate de terapia contra el catastrofismo y en su alma sigan intactas la ambición y la exigencia extremas. Pero sus frases coquetean peligrosamente con el conformismo. Y eso no cuadra con Simeone. Ni se lo puede permitir el Atlético. Esa gente del Calderón tiene derecho a obligarse a pelear por la Champions, a soñar con ganarla. Porque además se la deben.