El Madrid y el sentido común

Al Madrid de baloncesto le están saliendo las cosas muy bien de un tiempo a esta parte. Ha vuelto a ganar títulos y el público, a llenar las gradas. Todo comenzó cuando la sección recuperó el sentido común: mejor un entrenador que conociera la casa que un mediático, mejor una plantilla españolizada que llena de extranjeros, mejor unos jugadores fieles e identificados que unos mercenarios de ida y vuelta, mejor anotar cien puntos que quedarse en sesenta... Todo estaba ya inventado, pero el baloncesto moderno iba por otros caminos. Esto incluye fichar un jugador incluso para un solo partido. Al Madrid se le lesionaron Draper y Carroll casi a la vez, y la plantilla se quedó en diez. En contra de lo que es costumbre, no ha fichado a nadie.

Es un nuevo ejemplo de sentido común. Un equipo de baloncesto, en cuanto se le lesiona un jugador, ya está buscando otro para sustituirle. Otro que rara vez será mejor que los que están, pero es para que juegue unos minutos. Mas nunca son unos pocos, porque las rotaciones no bajan de los diez minutos, no sea que alguien se canse por jugar más de treinta. De esta manera, el jugador del montón acaba jugando casi tanto como el mejor. El Madrid ha resistido la tentación, y aunque es verdad que ha buscado en el mercado, no ha visto a nadie que mejorase lo presente. Se queda con los diez que tiene. Además, se bastan y se sobran. Sigue habiendo dos por puestos y se abre la puerta a los júniors. Sencillamente, sentido común. Y le va de maravilla.