Balada de goles para Ana María

He conocido pocos aficionados tan ilustrados y tan exigentes como Ana María Moix. Poeta y periodista, novelista y editora, atesoraba una emocionante devoción barcelonista. Ella quería el Barça clásico, el equipo capaz de combinar desde el señorío de la posesión de la pelota como prolegómeno de goles bellísimos que la llenaban de entusiasmo. Vivió muchos momentos así, y anoche, la víspera de su despedida(murió el viernes por la noche, su cuerpo se vela hasta esta mañana en el cementerio de Les Corts), el Barça de Martino jugó uno de los partidos que la hubieran llenado de incertidumbre. ¿Qué Barça jugaba? Había otro aspecto del Barça que la colmaba como aficionada al equipo y al fútbol, la factura de los goles.

Como aficionada de la época de Kubala y de Suárez, como seguidora de las doctrinas poéticas de Pep Guardiola, que fue su último ídolo en el fútbol, anoche hubiera disfrutado del esfuerzo esencial que hubo detrás de esos cuatro goles que al fin le marcó el Barça al Almería. Como si Xavi y Puyol quisieran rescatar del hoyo a un equipo átono, estos dos líderes del Barça de los mejores tiempos marcaron goles que nacen de la ambición y de la fe. El partido no estaba siendo nada, pero de pronto esas acciones de los veteranos se convirtieron en una balada para Ana María Moix, poeta y barcelonista.