El derbi madrileño, el fútbol inglés y la viga en el ojo propio

El derbi. A los británicos les ha disgustado el derbi madrileño. Y antes de que ustedes se pongan a la defensiva, también se criticó el comportamiento de los futbolistas, como por otro lado tocaba, en foros nacionales tan prestigiosos como el Sanedrín de El Larguero. La cosa, en el encuentro, consistió a menudo en engañar: al profesional del equipo contrario, al árbitro, a la afición. Se sabe que esto forma parte de la cultura latina, que es posiblemente irremediable. Pero no por ello deja de ser un espectáculo lamentable que, a ojos extranjeros, merece la detracción. Ya sé que fastidia que los británicos nos den lecciones porque tampoco ellos son capaces de ver la viga en el ojo propio, pero qué razón tienen.

Contradicción. Pero como nadie está libre de culpa, vamos a explorar una pequeña contradicción ética reciente en el fútbol inglés. Nadie levantó la voz la semana pasada cuando Tony Pulis multó a dos de sus futbolistas del Crystal Palace por hacer piscinazos durante un partido. Todo el mundo está de acuerdo que es algo que hay que erradicar del fútbol inglés. Hasta aquí, bien. Pero se echó en falta la misma unanimidad cuando Shawcross realizó una entrada salvaje a Ramsey que le rompió la pierna (foto de arriba) y casi acabó con su carrera. Pulis, una de las personas más atractivas del fútbol inglés por su aire de profesor chapado a la antigua, era el entrenador del criminal y le defendió, afirmando que “no es ese tipo de jugador” que va rompiendo piernas. Tampoco se le multó. Ese punto de vista fue repetido por muchos en los medios.

Moda foránea. Se dice que lo del piscinazo es una cosa que han traído los extranjeros (y que ahora realizan sin pudor ingleses de pura cepa como Cole, Rooney, el árbitro Alcock y muchos otros). Se ha olvidado que, por ejemplo, a Lee (jugador del Manchester City de los 60 y 70) se le llamaba Lee Won Pen (juego de palabras: Lee ha conseguido otro penalti). Hasta Gary Neville dijo la temporada pasada, en su nuevo rol como comentarista, que formaba parte del juego, que siempre había sido así.

Hipótesis. ¿Castigaría Tony Pulis, que podría llegar al último partido de liga con el Crystal Palace luchando por salvarse, a uno de sus futbolistas si consigue un penalti salvador tirándose dentro del área? ¿Por qué se habla de ‘trampa’, ese bastón con el que pega constantemente el británico medio, cuando un jugador hace un piscinazo, y no cuando exige un fuera de banda o un córner a favor aunque haya sido el último en tocar el balón? Nadie está para dar lecciones, pero que eso no nos haga olvidar lo que está bien y lo que está mal.