El Athletic va saltando con estilo y limpieza las altas vallas que tiene en su calle camino de la Champions. Los rivales directos andan con hipo últimamente y en San Mamés sólo hay certezas. Hay datos objetivos para el optimismo: una derrota en los últimos nueve partidos, y cunde la sensación de que es bueno y dañino con la pelota, y coriáceo sin ella. Valverde ha fraguado un equipo redondo, listo en los partidos. Si otras veces se nos llena la boca halagando la juventud del equipo, que da un plus de energía y tranquiliza de cara al futuro, en este caso hay punto de competitividad por la experiencia de muchos de sus futbolistas.

Y es que dejando al margen al superdotado Laporte, el Athletic tiene un equipo curtido en mil batallas. Veteranía, divino tesoro. Iraizoz, Iraola, Gurpegui y Aduriz superan la treintena en notable estado futbolístico y de forma. Rico y Herrera son perros viejos, e Iturraspe un chico de 25 años que juega como si llevase 300 partidos en Primera. De Marcos, Susaeta y Muniain dependen mucho de su chispa, pero saben de sobra de qué va esto. Y Balenziaga ha hecho un máster en Valladolid. El resto está para ayudar pero, lesionados al margen, no hay demasiado fondo de armario. Habrá que cruzar los dedos en cada entrada. San José está ahí, los canteranos empujan, Toquero reaparece (con la ilusión de un cachorro) y lo de Beñat es lo que más intriga.