Va por Antonio Benítez

El fallecimiento del jerezano Antonio Benítez, sensacional e internacional comodín del Real Betis Balompié de los años 70, ha generado una literatura tan extensa y magistral que privó de tiempo y espacio a algunos de los que vivimos aquella época, ya cuatro décadas atrás. El inesperado triunfo (0-2) del actual equipo del Real Betis Balompié en el Estadio Ramón Sánchez-Pizjuán, en octavos de final de la Europa League, antigua Copa de la UEFA, genera una pequeña ventana para que el arriba firmante dedique a Antonio Benítez sus propias, humildes líneas. No pueden ser palmas al compás cuadrado de la bulería, como a él le gustaría: Antonio Benítez ya es historia. Pero...

En esa década de los 70, el Betis de Benítez (y de Cardeñosa, Esnaola, Gordillo, Rogelio, López, Alabanda, Biosca...) nunca ganó un partido oficial al Sevilla en el Sánchez-Pizjuán. Con el jerezano prodigio de sensibilidad dentro de sus filas, ese equipo sólo conquistó una vez el corazón de Nervión ante el Sevilla Fútbol Club, dueño de ese corazón. Pero fue un "va por ustedes" insolente y colosal, como podría haberlo sido el brindis de Rafael de Paula (el torero de Benítez: hermanos del barrio de Santiago) en tarde de sublime inspiración: el 22 de agosto de 1980, el Betis batió al Sevilla por 1-2 en el Pizjuán, en la final del IX Trofeo Ciudad de Sevilla... y ese triunfo estalló como un torpedo bajo la línea de flotación de 'Er Trofeo' sevillano: el trofeo futbolístico más pasional, masivo y rentable del verano español quedó sentenciado en su formato original (un año en cada estadio de Sevilla, Betis y Sevilla siempre en el cartel...) después de los incidentes que se generaron con la celebración del triunfo del Betis entre las columnas de Nervión, gracias a los goles de Cardeñosa y Morán.

Hay una foto añeja tomada en el mismo césped ardiente agostado de Nervión (era agosto, hacía un calor increíble...) en la que Antonio Benítez, tan capitán de aquel Betis como lo fue ante Gianni Rivera, en la imborrable tarde de San Siro de 1977, en Milán y en Recopa... se deja abrazar por el lateral Gerardo: y posa sus dos manos sobre 'Er Trofeo' recién alzado. Es una caricia jerezana, llena de gusto y temple, sobre el talle de Er Trofeo. Están el presidente Mauduit, que tambien se nos fue, Pedro Buenaventura, Peruena, Ortega, Bizcocho, Esnaola, Gordillo, Pozo, Segundo... han pasado casi 34 años desde aquella noche y el resplandor verde de aquel Betis sigue presidiendo la imagen embrujada del Pizjuán casi con aquel fulgor de agosto de 1980, casi como la figura del Marqués de Spínola y los Tercios aún dominan la Rendición de Breda entre marismas holandesas: cinco siglos después. Fue la única vez que el Betis batió en el Sanchez-Pizjuan al Sevilla, con Antonio Benítez haciendo del fútbol un compás de bulería y media verónica paulista. Rafael de Paula no salía a hombros todos los días: no lo necesitaba. El fútbol de 'ole' y quejío' de Benítez tampoco requería los tres ases diarios. Para qué. Aún tenemos aquí al Paula: bien entre nosotros. Pero el mundo y el Betis son un poco peores sin el arte de Antonio Benítez, el capitán de esas manos llenas de temple y duende que acarician al Trofeo Ciudad de Sevilla, como al mástil de una guitarra. Fue sobre el césped agostado del corazón de Nervión, aún hirviente: aquel 22 de agosto de 1980...