Ya están aquí otra vez y su eco universal sigue siendo el mismo. Desde una posición como la mía se percibe por el número de televisiones y radios de fuera que se interesan por el tema. Y no es para menos. Ya no están ni Mourinho ni Guardiola, con los que el enfrentamiento llegó al paroxismo, pero siguen ahí Cristiano y Messi, a los que veo en sus máximos, asoman Bale y Neymar, en papel de meritorios del reparto, está esa gran colección de campeones del mundo con La Roja repartidos entre los dos equipos (¡lástima de Casillas y Puyol, que nos faltan esta noche!) y está el imponente marco del Bernabéu.

Y también están, claro, arriba de la tabla, aunque esta vez sensiblemente más arriba uno que otro. Cuatro puntos a estas alturas son muchos en un campeonato en el que el Madrid gana con tanta facilidad en casi todos los campos. Eso hace el partido dramático para el Barça, al que una derrota descartaría. A cambio, hay una tercera parte interesada en el partido, el Atlético, que habrá terminado el suyo dos horas antes de que empiece este y, si lo gana, podrá vivirlo con la mayor de las calmas. Tiene muy presente en sus cuentas que el último partido del campeonato lo jugará en el Camp Nou...

El Madrid llega mejor. Muy seguro de su juego, muy agrupado en torno a su entrenador, tan cambiado desde el Camp Nou. Allí cometió dislates. Estaba todavía tratando de balancear los caprichos de su presidente, los egos de la plantilla, los gustos de la afición y su propio criterio. Ahora lo ha conseguido. Martino, en cambio, aún no tiene tan cogidos los hilos, vive atrapado entre el pasado reciente del equipo y las variaciones que él quiere introducir y no se decide. Más la cuestión Neymar, al que intenta reflotar. Eso sí, vuelve a contar con un gran Messi. Él y Cristiano son los hombres de la noche. Como siempre.