No soy de los que les gusta precipitarse con los pronósticos, menos incluso cuando hablamos de una temporada que apenas se ha iniciado como la de MotoGP. Pero viendo la exhibición de Marc Márquez en Qatar no pude evitar ciertas reflexiones sobre el futuro de Jorge Lorenzo. Tampoco son nada originales porque mucho se ha hablado ya sobre el destino del mallorquín cuando este año expire su contrato con Yamaha, por lo que en los próximos meses deberá tomar una decisión trascendental para su carrera deportiva. Y obviamente estará muy relacionada con el devenir de los acontecimientos hasta entonces: no tendrá los mismos argumentos si vuelve a ser campeón que si sus rivales de Honda le pasan por encima, es algo bastante lógico y evidente.

Si Márquez vuelve a exhibirse como ya lo hizo el año pasado y también en la primera carrera de éste, parece bastante claro que Lorenzo buscará un nuevo equipo y Honda será el más apetecible para él. A su edad, con su experiencia y su palmarés, Jorge debe plantearse el desafío prioritario de doblegar a quien ahora es su gran rival y qué mejor forma de hacerlo que con sus mismas armas. Ni siquiera sus contrincantes pueden poner en duda el talento del campeón vigente pero todos ellos se preguntan si las cosas serían idénticas en igualdad de condiciones mecánicas, empezando por Lorenzo, como digo. El mallorquín lleva tiempo soñando con ser piloto de la más poderosa escudería del mundo y ahora tiene un motivo más para planteárselo.