Undiano Mallenco remató la faena que inició en el Camp Nou

Todo empezó en el Camp Nou el pasado 26 de octubre. Undiano, un árbitro al que en Barcelona catalogaban de “madridista” desde la final de Copa de 2011, tuvo la osadía de pasar por alto el penalti más claro que se haya visto en diez ligas a la redonda. Mascherano metió por detrás un empellón a Cristiano que casi manda a las Ramblas al portugués. El Camp Nou enmudeció. Todos sabían que era penalti. Pero Undiano, que estaba viendo la acción punible con total nitidez como refleja la espléndida foto de Carlos Mira que acompaña a este artículo, decidió tragarse el silbato...

Ese derribo alevoso suponía la roja de Mascherano, el 1-1 y media hora de juego por delante. Vamos, que el desenlace del Clásico hubiera sido muy distinto del 2-1 final. El desarrollo de la Liga hubiese sido otro desde esa fecha. Pero a sus señorías del Comité de Designación (Sánchez Arminio, Puentes Leira y López Nieto) debió parecerles poco. “Si no quieres té, toma dos tazas”, debieron pensar. En una decisión que dejó perplejo a todo el mundo, designaron de nuevo a Undiano para la vuelta del Bernabéu...

¿Por qué? ¿Por qué? Eso se preguntaban en la planta noble del Bernabéu y en los vestuarios de Valdebebas. Resulta que desde hacía 21 años (1993 con Urío Velázquez) jamás se había designado al mismo árbitro para los dos Clásicos de la misma Liga. La amplia ventaja que el Madrid tenía sobre el equipo del Tata (cuatro puntos) hizo pensar entre el madridismo que lo de Undiano era como lanzarle un flotador a un náufrago. ¿A qué venía romper la norma y repetir con el navarro pese al grave desatino del partido de la primera vuelta? Olía mal. Eso no podía acabar bien. Y el problema es que Undiano modificó su criterio arbitral. Lo peor que puede hacer un colegiado...

Si el megaempujón de Mascherano a Cristiano no le pareció digno de ser considerado como una infracción del Reglamento, ¿cómo es posible que el leve roce de Ramos a Neymar se convirtiese en una roja directa y un penalti sin discusión? Undiano sabía que con esa decisión cambiaba por completo el signo del partido, y quién sabe si el de la Liga (en ese instante, el Madrid ganaba por 3-2 y el Barça estaba a siete puntos...). Y eso sin considerar que la acción viene de un fuera de juego de Neymar que su linier pasó por alto. ¿Recuerdan la que montó Guardiola con Undiano por ese fuera de juego “por dos centímetros” que supuso la anulación del gol de Pedro en la final de Copa de Mestalla? Lo grave es que en aquella ocasión sí era fuera de juego y el linier de Undiano acertó. Pero en Barcelona, rabiosos por aquella derrota, no se lo habían perdonado...

Volvamos al Clásico del domingo. Con 3-3, Piqué derribó claramente a Bale al llegar tarde a un balón al que se adelanta el galés. Corría el minuto 76 y el Madrid, pese a jugar con diez tras la rigurosísima e injusta expulsión de Ramos, podía haberse puesto 4-3. Pero el navarro no estaba por la labor. No titubeó, sin embargo, en el penalti de Xabi Alonso a Iniesta. ¿Acaso fue más penalti el del tolosarra que el de Mascherano en el Camp Nou?

Esa es la cruz que siempre recaerá sobre Undiano tras estos dos Clásicos. En el Camp Nou se acobardó y no se atrevió a señalar lo que es evidente que vio. Pero en el Bernabéu se le fueron los miedos y fue ‘muy valiente’ para pitarle al Madrid dos penaltis, no ver el pisotón sonrojante de Busquets a Pepe y echar a Ramos por “un leve roce”. El Comité de Designación felicitó ayer a Undiano por su labor. ¿Entienden ahora mi frustración?