Rakitic, el toque de la Liga

Tal vez en ese toque imposible de Rakitic, sólo a la altura de prodigios, pudo estar la Liga. Tocó el balón y giró sobre Pepe. Un gesto taurino. Luego voló y acompasó su conducción a la carrera de Bacca. Hubo gol y, como en los viejos tiempos, me contaron algunos buenos sevillistas que se sacaron pañuelos en el Ramón Sánchez Pizjuán. Pañuelos como en otra época porque fue un toque de otra época. “El fútbol hecho arte y filigrana”, reza el viejo himno del Sevilla.

Sin miedo a lo imposible después de atravesar el rubicón del Villamarín, el Sevilla se creyó un héroe de cómic después del 0-1 de Cristiano y levantó el partido a lomos de Rakitic (indiscutible futbolista de equipo grande), Reyes (qué pena sus valles, pudo serlo todo) y Bacca, un bisonte que sonrojó a Pepe y Varane. Más fuerte, más alto, más lejos. Haciendo historia, porque el Sevilla, ni el mejor de Juande, nunca había ganado seis partidos consecutivos en la Liga. Y ya mira a seis puntos de la Champions, que hace un rato parecía de todo punto imposible. Ahora sí, parece de vuelta el gran Sevilla. El del viejo himno, la filigrana. Y el del nuevo. El que “Dicen que nunca se rinde...”.