El Barça en Cornellá, el Atlético en San Mamés, el Madrid ante el Rayo en el Bernabéu... Parece jornada para que el Madrid acorte distancias. Así lo espera el madridismo, al tiempo que teme lo contrario, porque si no es ahora ¿cuándo pueden perder puntos los que le preceden? Y eso que el Rayo anda ahora como nunca. En toda la primera vuelta hizo 16 puntos, caminó en zona de descenso. En lo que va de segunda vuelta ha hecho ya uno más, 17. Juega bien, tranquilo, convencido del modelo Paco Jémez, que contra viento y marea va sacando al Rayito con su modelo de juego bien elaborado.

En el Madrid, Ancelotti respaldó a Diego López, pese a todo. Paró muy bien en la primera vuelta, pero de repente no es lo mismo. Alguien me recordó ayer una expresión del golf: “El hándicap siempre acaba saliendo”. Quizá sea eso lo que le ha pasado a Diego López, al que el tramo fuerte de la temporada, más la comparación constante e inevitable con Casillas, ha terminado por pesar. Por lo demás, al Madrid quizá le falte Modric, en cuyo caso entraría Illarra, que se sujeta más en la media, y eso procuraría cierto alivio a Xabi Alonso, al que se ve fatigado. No hay mal que por bien no venga.

El líder va a San Mamés, donde veremos un partido bravo. El Atlético suele ser recibido allí de uñas y ahora no puede esperar otra cosa. Pero cuenta con las tres verdades del fútbol: un equipo solidario, un gran portero y un gran delantero centro. Veremos si eso le basta en San Mamés. En cuanto al Barça, teme la visita a Cornellá como a un nublado. Al Barça le pesa Cornellá más de lo que pensamos fuera de allí. Y lo de Víctor Valdés se toma como una complicación además de una desgracia. Pinto está bien, pero sufre de la espalda y le pesa jugar dos partidos por semana. En fin: un sábado con mucha miga.