Manos torpes, más que mano negra

Con el caso de los niños y la sanción- trueno de la FIFA se piensa otra vez en el Barcelona en una mano negra. Mano negra enfundada en guante blanco y con escudo del Madrid impreso en el dorso, se entiende. Ya se veían las turbias maquinaciones de Florentino detrás del caso Neymar, como se le imaginó instigando el infamante rumor sobre el dóping. Considero a Florentino capaz de muchas intrigas, pero no de las dos primeras, en ningún caso. Respecto a la tercera, José María García le ha implicado. Desde el Madrid se deslizó que le demandarán. Será bueno que eso se aclare.

Pero los otros dos casos son, simple y llanamente, dos errores del Barça. Lo de Neymar es una acumulación infumable de contratos simulados, seguramente más con la idea de que los compañeros no se enteren de lo que cobra que con la de evadir impuestos, aunque esta fuera una consecuencia no desdeñable. Y lo de los niños es saltarse unas normas claras a la torera. El Barça ha actuado desde la idea de que como hace las cosas muy bien no tiene por qué seguir las normas, que esas son para otros. Pero las normas son para todos, no se puede hacer excepciones. Y el Barça estaba más que advertido.

Lo de Neymar lo denunció un socio, un señor independentista, por más señas. No imagino al Madrid detrás. Lo de los niños viene de denuncia cuyo origen desconocemos y no sé qué pista puede conducir al Madrid, que votó en la comisión correspondiente en favor de las tesis del Barça. Desde luego que al Madrid le vienen bien los contratiempos del Barça, pero pensar que provoca todos y cada uno de ellos es sumar dos y dos y que te dé dieciséis. Si el Barça no hubiera hecho tan mal estas dos cosas no estaría así. Y no le ayuda difuminar sus errores en sus viejas manías persecutorias. Le ayudaría más reconocerlos.