El Valencia y la Euroliga

Partidazo del Valencia en Nizhny Novgorod, la antigua Gorki en la época de la Unión Soviética. De otra manera no se puede ganar por 26 puntos de diferencia. Ni en Rusia ni en la Cochinchina. El Valencia se mete así en la final de la Eurocopa de baloncesto, su final más anhelada, porque ganarla supone tener plaza en la Euroliga, que es el gran sueño del club. Puede decirse que no hay otra vía. Los equipos españoles que disputan la Euroliga por decreto son el Madrid, el Barcelona, el Baskonia y el Unicaja, hagan lo que hagan. Si algún otro quiere jugarla tiene que ganar la Liga o la Eurocopa. Siendo realistas, esta última resulta más factible. Cualquier rival parece más asequible que el Madrid o el Barcelona.

Aunque el rival que le queda, el Unics Kazan, también ruso, se lo ha puesto caro. Coincidió con él en la segunda fase de la Eurocopa, y perdió los dos encuentros. Ojalá el Valencia gane esa final (1 y 7 de mayo) y pueda verse en la Euroliga. Se merece esa plaza después de haber aguantado carros y carretas. No quiso rebelarse ante la ACB por haber permitido la concesión de esas cuatro plazas fijas europeas, ni tampoco protestar a la Euroliga por sus arbitrarias decisiones. La familia Roig, máxima accionista del equipo, optó por la discreción y eligió el único camino que le quedaba para poner Valencia en la élite del baloncesto europeo: ganar la Eurocopa. Por eso, más que el título lo que interesa es el premio: la Euroliga.