Madrid, Atlético, Bayern y Chelsea

Europa (y el mundo, el partido me pilló en Qatar y aquí la expectación también es máxima) mira hacia el Atlético, revelación de la temporada. Lo estaba siendo en España, donde ha dejado de ser noticia su insistencia en mantenerse en cabeza de la tabla. Lo es ahora en todas partes, tras ese zapatazo en cuartos, eliminando al Barça. Quizá la lanzada final para un periodo glorioso del club catalán, ya anunciada tras la estrepitosa caída el curso pasado ante el Bayern. Pero ahora ha sido en cuartos. Y ante el Atlético. Y la gente pregunta hasta dónde puede llegar. Pero ya no se pueden hacer pronósticos.

Llega el sorteo y las perspectivas de Madrid y Atlético son diferentes. Para el Atlético es igual lo que venga, nada le puede intimidar ya, después de lo que lleva. Su temporada es sobresaliente, comparando posibilidades y objetivos con logros. Para el Madrid, el sorteo sin embargo es incómodo, mire para donde mire. Al fondo, la sombra tremenda del Bayern, un enemigo histórico, ante el que ha sufrido más que ante nadie. Al lado, el vecino rebelde, al que domeñó en la Copa pero vuelve y vuelve. Y a media distancia, el Chelsea de Mourinho, ese hombre que nos dejó al Madrid confuso y dividido.

Tiene sus partidarios, porque es muy buen entrenador. Pero al Madrid no le vino bien. Se marchó terminando la Liga a quince puntos del Barça, derrotado en la final de Copa por el Atlético y eliminado en Champions en semifinales por el Borussia. Ese fue el final. Antes, una Liga y una Copa en tres años. Poca plata para tanto ruido. Pero está en el recuerdo, no hay duda, y de ahí que me apetezca una semifinal Chelsea-Madrid. Para afrontar ese fantasma familiar. Claro que eso implicaría Atlético-Bayern en la otra semifinal, y el Atleti quiere al Bayern en la final. Lo quiere desde hace cuarenta años.