Roberto Merhi no se puede quedar en casa

Roberto Merhi me parece uno de los pilotos con mayor talento del automovilismo nacional. Cuando llegó al DTM, al Campeonato Alemán de Turismos, estaba convencido de que lo haría muy bien, pensaba que encontraría su espacio en este certamen tan exigente y que podría utilizarlo para reengancharse a no mucho tardar con los monoplazas, su verdadera especialidad. No sé muy bien que le falló al castellonense en ese desafío del DTM, pero verse sin coche de repente era una situación muy peligrosa en estos tiempos que corren. Le surgió la oportunidad de las World Series 3.5 con un equipo muy por debajo de sus expectativas y la aceptó, consciente de que tampoco estaba en disposición de ponerse exquisito.

Su experiencia y velocidad han quedado claras en la primera carrera del año. Con un monoplaza lejos de los mejores, quinto en la parrilla y segundo en el podio. Algo difícil en esta categoría cuando se compite en inferioridad de condiciones, un resultado que sólo se puede achacar a su capacidad de evolucionar el coche y a sus manos. Su relación con la escudería Zeta Corse mantiene cierta provisionalidad por ahora, aunque confío en que semejante exhibición sirva para afianzarse en un volante que le permita seguir pilotando y progresando, porque creo que tiene mucho que decir en este campeonato que también sirve de camino hacia la Fórmula 1. Que Merhi se quedara en casa sería terrible, una de esas injusticias del deporte que ojalá no llegue a producirse. Mucho menos después de lo que hemos visto en Monza…