El mejor Madrid ha vuelto

Si había dudas de este Madrid porque ya no gana por veinte puntos de diferencia o porque ha perdido tres partidos de la Euroliga en lo que va de año, pues ya no las hay. El Madrid, ayer, dejó esa imagen de equipo arrollador, entusiasta, ambicioso, comprometido, contundente, imparable y buscador de récords que cautivó a la afición en las primeras semanas de la temporada. El rival era temible. Campeón de Europa nada menos. El compromiso, de aúpa también, porque toda la presión era para el Madrid. De perder se vería obligado a ganar en Grecia, algo que se presume harto complicado. Para colmo, en el segundo cuarto resucitaron los fantasmas de la última final, cuando el Olympiacos remontó 17 puntos de ventaja al Madrid.

Hasta que apareció Rudy. No es que el solito se cargara al Olympiacos, pero casi. Detrás había una defensa concentrada al máximo, muchas ayudas y transiciones de vértigo, pero al final quien sacaba el conejo de la chistera era Rudy. Y atención a Mirotic —lo digo porque habrá que decidir entre Ibaka y él para el Mundial—, que también hizo lo suyo. Resultado: el Olympiacos se vio desbordado y tiró la toalla antes de que acabara el partido al considerar imposible intentar la victoria. Es decir, el Madrid ganó al campeón de Europa por KO. Esto no está aún ganado, pero la ventaja cobrada es considerable. Anímica y real, porque le basta con ganar en el Palacio, donde esta temporada han caído todos los grandes. Ayer, uno más.