El bolero se anima

Vi el partido en México, en el bar Bolero, que concentra en la calle Guanajuato a algunos de los barcelonistas que ahora esperamos la resurrección del equipo con la ansiedad de los fanáticos tristes. Y ayer se hacía tan cuesta arriba este partido decisivo dentro de la geografía humana de nuestras recientes desgracias que estuvimos buscando boleros tristes para calificar lo que veíamos. Hasta que Pedro y Messi, sucesivamente, sacaron picardías propias de su arcano y salvaron al Barcelona de una derrota que nos hubiera metido en lo más bajo del ánimo, allá donde el bolero se convierte en Lágrimas negras. La contrapartida fue el buen fútbol de las dos partes.

Reconforta que el Athletic y el Barça se tomaran tan en serio la otra función del fútbol, hacer de él un buen espectáculo. Por cierto, sonrió muy poco Messi, ya es tradición, pero Martino rompió una tradición también suya: sonrió cuando Messi le quitó (nos quitó) un peso de encima.