Cristiano se ha convertido en un líder

Dicen los profesores y primeros entrenadores que tuvieron a un Cristiano chaval que el portugués se enfadaba y hasta lloraba si no le pasaban el balón. Así nació como futbolista, un crío que esperaba su momento para una filigrana, un gesto técnico, un gol. Incluso en los primeros años en el Manchester United, Cristiano solía explotar principalmente su velocidad y sus bicicletas desde la banda para que del partido pudiera enmarcarse su jugada. Seguramente por su dificultad para leer el encuentro, le costaba hacer daño en los momentos clave. Pero en el Madrid se ha convertido en otra cosa: en líder, en jugador de partido entero, más rápido, más fuerte que nunca. Ayer hasta corrió atrás para detener algún centro de los valientes laterales bávaros.

Y ahora las cosas que le molestan son cosas de conjunto: que el equipo se eche demasiado atrás, que no se tome la decisión correcta cuando hay opción de contra, que no se presione arriba cuando toca. Y que no le entre el balón cuando la oportunidad es de oro. Como la de la primera mitad con un golpeo irregular y otra en la segunda parte, con mano salvadora de Neuer. Cuesta disfrutar un Real Madrid tan retrasado en el Bernabéu (a veces parecía el Chelsea del martes) pero, mientras Cristiano Ronaldo esté en el Madrid, se crearán espacios echando al equipo atrás para que el portugués los pueda aprovechar. Ayer se vació, salvó el músculo y está listo para el resto de la temporada: hará falta para la vuelta del próximo martes en el Allianz Arena.