La perfección y el amor se juntan...

Carlo Ancelotti le tiene un cariño especial al Padre Pío. Una figura espiritual que le ha servido de ejemplo en muchas ocasiones. Me acordé del entrenador del Madrid en las últimas horas al leer una frase muy emocionante pronunciada por el famoso monje italiano canonizado en 2002: “No lo olvidéis: el eje de la perfección es el amor”. Una unión de dos conceptos que se pudo apreciar el pasado sábado en Lisboa. Perfección porque Ancelotti ha sido capaz de ofrecerle al Madrid esta tan ansiada Décima en su primera temporada en el banquillo merengue además de acabar con la maldición del Bayern de Múnich y de conquistar la Copa del Rey frente al Barcelona.

Amor porque la irrupción de varios futbolistas, y entre ellos muchos de peso, en la conferencia de prensa posterior a la final frente al Atlético y los besos que le dieron a Carletto han mostrado al mundo que el vestuario ama a su entrenador y que el entrenador ama a su vestuario. Hay personas que piensan que el odio es el mejor guía para aplastar a los demás y poder triunfar. Hay otras, como Ancelotti, que opinan todo lo contrario y triunfan todavía más. Por ello, el técnico madridista merecía de verdad este premio Enzo Bearzot, una recompensa que destaca los valores humanos. No es una casualidad.