Aquí tenemos inédito el Veleta

Tremenda la etapa ayer del Giro, que nos deparó imágenes de antaño. Es lo que tiene esta carrera cuando se adentra en los Dolomitas, al norte de Italia. En esta época no son extrañas las nevadas en las cimas más altas, y ayer la carrera pasó por dos de ellas: Gavia (2.618 metros) y Stelvio (2.758). Hace bien el ciclismo en no suspender ni neutralizar estos recorridos, porque este deporte lo engrandece la épica. Hubo un amago a través del twitter del Giro, y se lió. Pero éste no es el canal oficial de la carrera, y por mucho que comunicara la neutralización, las gentes del ciclismo saben que la única voz autorizada es la que llega a todos los equipos a través de Radio Giro, cuyo error fue no dejar claro el significado que tenía un motorista delante con una bandera roja.

Confusiones al margen, que por otra parte no invalidan la enorme victoria de Quintana, quiero hacer hincapié en la importancia que tiene para el ciclismo afrontar etapas como la de ayer. El ciclismo consiste en superar a los rivales, pero si es en situaciones de gran dificultad, mejor. Por eso se pasó el Gavia y el Stelvio nevando, y por eso se buscan Anglirus y Muros de Ézaro. Todo dentro de un límite, pero lo que es posible hay que ir a por ello. Por cierto, en la Vuelta aún tenemos inédito el Veleta, de 3.367 metros, que es el puerto más alto de Europa, y que supondría el final de una etapa diabólica. La carrera siempre se quedó en Pradollano, mil metros más abajo. Pues el reto está ahí. Me consta que la Vuelta lo tiene estudiado.